sábado, 25 de abril de 2009

MAPA POLÍTICO TRAS LA REFORMA

LA MATANZA DE SAN BARTOLOMÉ

Matanza de los hugonotes en París, la madrugada del 24 de agosto de 1542. El origen de la matanza son los conflictos religiosos en Francia entre católicos y protestantes calvinistas (hugonotes), junto con la lucha por el poder al trono de Francia. Luego de los sucesos del atentado de Coligny, la orden fue dada por el Rey Carlos IX. Todos debían morir, excepto al Rey de Navarra Enrique, del cual el Rey francés pidió no se le tocase, Escenas de la Pelicula " La Reina Margot".

PALABRAS DE CALVINO Y ENLACES A EJERCICIOS




Sobre los cargos eclesiásticos

“Nuestro Señor creó cuatro áreas de tareas o tipos de cargos para la orientación de su iglesia: por un lado los pastores, por otro los doctores, después los presbíteros y cuarto los diáconos. Si queremos una iglesia ordenada y sana, tenemos cumplir con esta forma de su régimen.“
La tarea de los pastores es “anunciar la palabra de Dios tanto en público como frente al individuo: enseñar, corregir, reprender y amonestar. Pero también tienen que administrar los sacramentos y ejecutar en conjunto con los presbíteros o los encargados del Consejo las correciones fraternales.“
“La tarea especial de los doctores consiste en enseñarles a los fieles la doctrina de la salvación, para que la pureza del Evangelio no sea enturbiada ni por ignorancia ni por ideologías falsas.“
La tarea de los presbíteros “consiste en cuidar la conducta de cada uno y amonestar amistosamente a los que fallan o viven en condiciones desordenadas.“
Los diáconos son “los encargados de recibir las donaciones para los pobres, de distribuirlas y de administrarlas (….), de preocuparse de los enfermos y cuidarlos, como también alimentar a los pobres.“

(De la Ley Eclesiástica de 1561)

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Conocimiento de Dios y conocimiento de si mismo

“Toda nuestra sabiduría – si es que merece este nombre, si es verdadera y confiable – comprende en el fondo dos cosas: el conocimiento de Dios y el de nosotros mismos. Estos dos, sin embargo, están vinculados de múltiples maneras, y por eso no es tan fácil constatar cuál es superior y origen del otro.
Primero, ningún hombre puede contemplarse a sí mismo sin contemplar a Dios con todos sus sentidos, al Dios en “el que vivimos, y nos movemos, y somos“ (Hechos 17,28). Porque todos los dones que constituyen nuestros bienes, aparentemente no los tenemos de nosotros mismos. Incluso nuestra existencia como humanos consiste en tener nuestra esencia en el Dios único. Y, segundo, estos dones llegan a nosotros como caen las gotas de lluvia del cielo, y nos guían como el riachuelo a la fuente.
Pero justamente en nuestra pobreza se reconoce más claramente la riqueza inimaginable de todos los dones que viven en Dios. Especialmente la decadencia miserable en que caímos porque el primer hombre perdió la fe, nos obliga a levantar los ojos: hambrientos y sedientos debemos implorar que Dios nos dé lo que nos falta, pero al mismo tiempo debemos aprender llenos de espanto y terror, a ser humildes (…). Sentimos nuestra ignorancia, vanidad, pobreza, debilidad, nuestra maldad y depravación, y así llegamos a comprender que sólo en Dios se hallan la verdadera luz de la sabiduría, la verdadera fuerza y virtud, una riqueza inmensa de todos los bienes y la verdadera justicia. Es justamente nuestra miseria la que nos hace contemplar los dones de Dios, y sólo cuando hemos empezado a ver nuestros defectos, tratamos seriamente de alcanzarlo a Él. Porque (naturalmente) cada hombre prefiere confiar en si mismo, y generalmente lo logra mientras no se conoce a si mismo, mientras está conforme con sus habilidades y no sabe ni quiere saber de su miseria. Quien se conoce a si mismo, no sólo tiene la motivación de buscar a Dios, sino que de cierta manera es llevado de la mano a su encuentro. Por otro lado, ningún hombre puede hallarse a si mismo sin antes haber contemplado el rostro de Dios, y de esta contemplación pasa a mirarse a si mismo. Porque una soberbia enorme nos es innata, siempre encontramos que somos muy impecables, sabios y santos, a no ser que nos enfrentemos con pruebas palpables de nuestra injusticia, maculación, estupidez e impureza, y nos convenzamos de esta manera. Pero esto no sucederá mientras sólo nos miremos a nosotros mismos y no al Señor, porque Él es el único parámetro que nos permite autojuzgarnos. Por naturaleza tendemos todos a la hipocresía, y por eso cualquier apariencia hueca de justicia nos satisface tanto como en el fondo sólo podría hacerlo la verdadera justicia.“

(Párrafo citado de Institutio I, 1, 1 y 2)

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La comprensión de la Ley

“La tercera aplicación de la Ley es la más importante porque se refiere a su objetivo de fondo: Se realiza en los fieles, en cuyos corazones el Espíritu de Dios se ha desplegado y los domina. Ellos tienen la Ley inscrita, incluso esculpida en su corazón por el dedo de Dios, lo que significa que orientados por el Espíritu tienen tal disposición interior que gustosamente quieren obedecer a Dios. Sin embargo, pueden sacar un doble provecho de la Ley.
Primero: Es el mejor instrumento que les enseña día a día más cuál es la voluntad de Dios que buscan cumplir, y que los afirma en tal conocimiento. Por más que un sirviente anhele de todo corazón cumplir las expectativas de su amo, siempre tendrá la necesidad de explorar y observar la particularidad de su patrón, a la que busca ajustarse. Lo mismo vale para los fieles. Nadie se puede liberar de esta necesidad, porque nadie ha profundizado tanto la sabiduría que no pudiera progresar hacia un conocimiento más puro de la voluntad de Dios, a través de la diaria educación en la Ley.
Segundo: No necesitamos solamente la enseñanza, sino también la amonestación. Este es otro provecho que el sirviente saca de la Ley: Su observación constante refuerza su obediencia y lo salva del resbaloso camino del pecado y de la desobediencia. Los santos necesitan sin duda de tal estímulo, porque aunque su espíritu se afana por buscar la justicia de Dios, la debilidad de la carne pesa sobre ellos, y no van por su camino con la necesaria y alegre disposición!“

(Párrafo citado de Institutio II, 7,12)

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MATERIAL DE APOYO REFORMA RELIGIOSA


BREVE DEFINICIÓN

“Movimiento religioso iniciado en la primera mitad del siglo XVI, que dio origen a las iglesias protestantes y sustrajo a la obediencia de los papas a gran parte de Europa. La Reforma nació por razones religiosas, pero el punto de partida fue la crisis de la sociedad medieval, y sus causas: el relajamiento de la fe y de las costumbres, la corrupción del propio clero y la difusión de la Biblia, como consecuencia de la invención de la imprenta.

El iniciador de la Reforma fue el monje agustiniano alemán Martín Lutero (1517), y siguieron una orientación parecida Zwinglio en Suiza y el francés Calvino, en Ginebra. EL luteranismo se extendió por Alemania, Holanda, Dinamarca, Noruega y Suecia, mientras que el calvinismo lo hacía por Francia, Inglaterra y Escocia. La reforma rompió la unidad religiosa de Europa con la aparición de varias iglesias cristianas, entre las que son las más destacadas, la luterana, la calvinista y la anglicana. Motivó, por reacción, la CONTRARREFORMA.”

jueves, 23 de abril de 2009